martes, 26 de julio de 2011

CONCENTRACIÓN ANTITAURINA,EN A CORUÑA.ORGANIZA GALICIA MELLOR SEN TOURADAS.

Iniciamos una campaña urgente: MOBILIZA!. Localiza las estructuras metálicas con carteles de la feria taurina de A Coruña, sácales una foto con tu móbil y enviala a: info@galiciamellorsentouradas.org


Y CONCENTRACIÓN:
Sábado, 06 de agosto · 19:00 - 22:00
A Coruña
Plaza de María Pita
https://www.facebook.com/event.php?eid=191637294220415

Coma todolos veráns na cidade da Coruña temos o bochornoso espectáculo en Agosto de 3 días de tortura, sangue, prepotencia, insensibilidade, ignorancia e nula bondade apoiado por miles de persoas


Para todos os que pensamos que a tauromafia non nos representa, queremos que sexa abolida e non queremos q esta actividade sexa subvencionda co noso diñeiro, invítovos a participar na concentración deste ano.

O ano pasado por esperar a que algunha organización a convocase, a convocamos poucos dias antes da matanza. Por iso, este ano queremos facela con tempo, o evento será tamén para difundir, expoñer ideas para a mani e exposicions antitaurinas en xeral. Confirmación de asistencia veridica, por favor!!!

E pouco mais, o que vaia surxindo xa o poñemos no taboleiro.

Para que a cultura non sexa a tortura!!

Muchos pensamos que las corridas de toros son una práctica inhumana, que no tiene cabida en nuestra sociedad. Aquí se rebaten 10 de los más típicos “argumentos” que suelen esgrimir los enfermos que disfrutan con esta crueldad innecesaria:


1. ”La corrida de toros es un deporte” La definición de deporte según la RAE: “actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujección a normas”; hasta aquí podríamos estar de acuerdo. Pero, decir que el toreo es un deporte de competencia igualitaria entre dos rivales es falso, pues esta condición no se cumple. Los sucesivos escándalos por el afeitamiento de los toros (cortar o limar la punta de los cuernos al toro para que su lidia resulte menos peligrosa) o las investigaciones que han dejado ver la manera en que los toros son preparados para la corrida en toriles echan por tierra una afirmación como que el enfrentamiento se da entre dos rivales en iguales condiciones. Hoy una corrida de toros es un espectáculo de engaño y falsedad, donde los matadores se enfrentan a un animal completamente minado en sus facultades físicas mediante el cansancio y el dolor.

2. ”Los toros son una tradición, y las tradiciones hay que mantenerlas” ¿Desde cuándo las apologías de la violencia y la destrucción son dignas de perpetuamiento histórico? Tradiciones como la ablación femenina o la esclavitud -que aún persisten hoy en día- nos horrorizan … ¿por qué no una tradición cruel y sádica como la “fiesta” de los toros? Porque se trata de animales, seres autómatas para algunos, o medios al servicio de los fines humanos, para otros. Las tradiciones sustentadas en la violencia y el aniquilamiento no hacen más que perpetuar estos comportamientos como dignos de práctica y seguimiento: si podemos matar un animal, ¿por qué no podremos matar también a nuestro enemigo político, o a todo aquel contra el que nuestras diferencias se vuelquen? Las tradiciones deben ser soporte de lo que nos define y construye, pero también de lo que esperamos en el futuro. La pretendida racionalidad de nuestras sociedades y los nobles objetivos pacíficos en el mundo están amenazados si dejamos que este tipo de tradiciones sean fundamento formativo de las nuevas generaciones.

3. ”Las corridas de toros son un arte” El arte es un proceso de creación y construcción, que da vida, no la quita. Como interpretación de una representación mental, algunos autores han definido al toreo como seductor, en tanto niega lo absurdo y trágico de la muerte humana, trascendiendo y humillando la animalidad del toro. Para Hilda Salmerón, el toro le recuerda al hombre la angustia por lo limitado de su naturaleza animal, y se proyecta en una superioridad simulada ideando instrumentos de tortura y lidiando al toro con ellas a través de las diferentes suertes o lances de la corrida. Con ello, el torero representa la trascendencia a su propia condición mortal, a su propia condición animal. Sin embargo, lo que sucede no es el enfrentamiento de toro con torero, sino un animal contra el arsenal del torero. Éste destruye y aniquila, en búsqueda de la ansiada “inmortalidad” que consigue efímeramente bajo el disfraz de la fama, de salir por la puerta grande y del premio de las orejas y/o la cola de un pobre animal que ha sido la víctima de la farsa. Este arte no construye ni da valor. Antes bien, destruye todo lo enaltecedor del arte para la vida humana.

4. ”El toro muere dignamente” La dignidad es un valor y una categoría construida por los humanos para simbolizarnos cosas. Pero aquí es utilizada para describir desde la perspectiva del toro lo que la muerte simboliza(ría) para él. Para un animal como el toro, el dolor es el dolor y la muerte es la muerte, no son dignas ni indignas. La muerte es el fin de su vida. Y mientras más rápido y de golpe suceda, mejor —al menos, esa sería para los humanos una muerte ideal. Para un toro, la corrida es la muerte inminente; porque se diga o no, toro que pisa la arena termina en la sala de despiece (aún los indultados, pues tras irse a la dehesa la mayoría muere por las heridas recibidas). ¿Es digna una muerte lenta, dolorosa, torturante, asfixiante? ¿Una muerte en la que un toro es obligado a someterse a las torturas de un equipo de sádicos que dicen amar y respetar a los toros? (me imagino que los aman como una quimera y un ideal; si no, no me explico la tortura a la que someten a cada ejemplar en la arena). Eso no es dignidad.

5. ”Los toros son cultura” En 1980, la UNESCO, máxima autoridad mundial en materia de cultura, emitió su opinión al respecto: “La tauromaquia es el malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la ciencia y la cultura”. La cultura entendida según la RAE como “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.” sólo será constructiva y válida mientras apueste por dar valor al ser humano, transformarlo en un ser más sensible, más inteligente, y más civilizado. La crueldad que humilla -a humanos o animales- y destruye por el dolor jamás se podrá considerar cultura. Esas sólo serán costumbres odiosas contra el mundo y contra sí mismos. Aún así, la AIT (Asoc. Internacional de Tauromaquia) ha pedido a la UNESCO que la tauromaquia sea considerada parte de los “Bienes Intangibles del Patrimonio de la Humanidad”. Sólo si la violencia, la crueldad y la barbarie son consideradas “Patrimonio de la Humanidad”, esta petición podrá ser aceptada.

6. ”Son parte de la tradición religiosa, que honra a la virgen y a algunos santos” Este es un gravísimo error. La Iglesia, en varias oportunidades, ha condenado la celebración de fiestas en que se torturen y maten animales. El papa Pío V en 1567 promulgó una bula en que “condena estos espectáculos torpes y cruentos”, estableciendo pena de excomunión para clérigos, emperadores, reyes y cardenales que fomentaran dichos espectáculos. En 1920 el secretario del Estado Vaticano, cardenal Gasparri declaró que “la iglesia continúa condenando en alta voz, tal como lo hiciera el papa Pío V, estos sangrientos y vergonzosos espectáculos”. Juan Pablo II, haciendo un estudio de la Biblia dice que “el hombre, salido de las manos de Dios, resulta solidario con todos los seres vivientes, como aparece en los salmos 103 y 104, donde no se hace distinción entre los hombres y los animales”. ¿Por qué los sacerdotes que promueven las fiestas patronales y las iglesias encargadas de ellas, hacen caso omiso de estas palabras de sus líderes? Será por motivos económicos, imagino; “Poderoso caballero es don Dinero” (Quevedo).

7. ”Sin corridas no habría toro bravo, éste desaparecería” El toro es un animal herbívoro. Gran parte de su vida consiste en buscar pastos para alimentarse, y no es bravo sino en las luchas territoriales, en la lucha por la reproducción y/o en situaciones de peligro. El toro es artificialmente manipulado y provocado para que responda de manera agresiva al torero. La casta brava de los toros ha sido genéticamente manipulada por el hombre para que sus ejemplares sean agresivos, tal como se han manipulado los ganados lecheros o de carne. En este caso, que se termine la fiesta de los toros significará el fin de la bravura del toro que es económicamente explotada por las ganaderías. No significa el fin de los toros, porque toros más -o menos- bravos pueden darse en otras sub-especies de toros.

8. ”El toro no sufre” Como cualquier animal cefalizado y con un sistema nervioso central, sí siente: si vemos a una mosca posarse sobre el lomo de un toro, apenas la percibe éste trata de espantarla. ¿Cómo no sentirá un toro la puya, las banderillas o la espada? ¿O acaso el toro se orina y defeca en la corrida, porque le da pánico escénico? Peor si pensamos que en los toros no sólo éste es torturado, muchas veces los caballos de rejoneadores o picadores también caen heridos… Y ellos también sienten.

9. ”El toro bravo nació para eso” El toro bravo fue criado y predeterminado por los criadores para ese destino. Fue un capricho y una voluntad humana, movida por diferentes intereses para los que el animal era un medio, lo que selló su suerte con ese destino. Ni dios ni la patria ni la tradición hicieron del toro bravo lo que es. Fue el hombre quien lo manipuló y lo llevó a la medida de sus deseos. ¿Es justo darle vida a un animal para quitársela en un acto pleno de dolor y crueldad?

10. ”El que quiera ver los toros que los vea, y el que no, que se vaya” Podría decirse lo mismo de la pederastia: el que quiera hacerlo que lo haga, los otros, que hagan vista gorda y sigan su vida. Las temporadas taurinas, las escuelas y las ganaderías se financian con dineros públicos a través de donaciones, exenciones de pago de tasas, subsidios. Un porcentaje importante de personas que están contra las corridas de toros (68.8% de los españoles) no querrían que sus impuestos se destinasen al fomento de esta cruel tradición. Es fácil vivir la vida no mirando lo feo que ésta tiene. El regocijo en la tortura y la muerte de un animal son símbolos inequívocos de cierta decadencia -al estilo de la Roma del pan y el circo-. Pero hay quienes no podemos mirar hacia otro lado cuando un animal sufre, y no tenemos reparo en quejarnos frente a esto, tenga la tortura forma de torero, matarife, maltratador, vendedor de mascotas o empresario de entretenimientos que exploten animales…

Finalmente, me pregunto ¿Por qué han de darse argumentos contra las corridas de toros? ¿Acaso la crueldad no es crueldad siempre, independientemente de si la víctima que la recibe es humano o animal? No deberíamos dar estos argumentos si los seres vivos humanos o animales fueran plenamente respetados en su ser individual…; sin embargo eso no sucede hoy en día. Por eso, rebatir los falsos argumentos es clave para motivar los cambios que nuestras sociedades necesitan para mejorar.

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